sábado, 8 de marzo de 2008

Alrededores

El Real Valle de Cabuérniga es lugar idóneo donde alojarse, el corazón del Occidente cántabro. Nada le queda lejos: desde Cantabria a Asturias o a Palencia, desde Altamira o Santillana hasta San Vicente de la Barquera, desde la alta montaña a la profundidad de las cuevas o de la santidad de Santo Toribio de Liébana, desde las elevaciones de los Picos de Europa hasta la bravura del Cantábrico, desde la capitalidad de Santander a la asturianidad de Llanes. El Real Valle de Cabuérniga es lugar equidistante de los principales lugares de interés que puedan encontrarse entre Santander y Asturias o desde el mar hasta Campoo. A similar distancia queda la playa que la montaña. En menos de media hora se puede ir desde Ruente hasta Bárcena Mayor o desde Ruente hasta las gigantescas Estelas de Barros. En algo más de media hora se puede llegar a la impresionante cueva de El Soplao o a las fantásticas cuevas del piramidal Monte Castillo. En poco más de una hora de camino se puede estar en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno o en el misterioso ídolo de Peña Tú.

Los alrededores de La Oca en el Océano son de por sí un inmenso y mágico lugar de interés: Por mitología, bosques (bosques de hadas y duendes como no podría ser de otra manera), artesanía, cultura, gastronomía, arquitectura, folklore, paisaje, historia, nobleza.... : Cantabria Infinita. El mundo tiene en Cantabria la obligación de hacer al menos una reverencia ineludible: el arte parietal paleolítico que, descubierto en Altamira en 1879, convierte a la zona cantábrica en uno de los puntos sin duda más importantes y en cuna de la humanidad: Altamira en Santillana del Mar, el Monte Castillo en Puente Viesgo, Covalanas, La Garma, El Pendo, Chufín, Hornos de la Peña, Santián o El Pindal (ya en Asturias) son de los más destacables ejemplos.

En Santillana del Mar, aparte de Altamira, podemos visitar el muy bien preservado pueblo medieval, la magnífica colegiata románica o el meritorio zoo de iniciativa privada. A destacar en la costa San Vicente de la Barquera y la bellísima vista que desde allí se ofrece de los Picos de Europa, el modernismo de Comillas, la amplia playa de Oyambre, los agrestes acantilados azotados por un mar que es a la vez océano. En el inmenso Parque de la Naturaleza de Cabárceno podemos contemplar animales en régimen de semi-libertad. En Los Corrales de Buelna podemos asistir a la recreación de las Guerras Cántabras que se celebran cada verano o recibir en Santander (seguramente el Portus Victoriae de antaño) a los romanos que se supone venían a civilizar. Al Sur, en las zonas interiores de Campoo, Valderredible o Valdeolea podemos encontrar monumentos megalíticos o iglesias rupestres o del mejor románico al tiempo que disfrutar del esquí o subir al Pico Tres Mares, indudable centro peninsular ya que es el único punto desde el cual el agua se reparte a tres vertientes: Mediterraneo, Atlántico y Cantábrico. En La Montaña se abren valles de carácter con muy diferentes personalidades: el del Pas, el del Besaya, el de Cabuérniga, el del vecino Nansa con poblaciones como Tudanca o Garabandal de mucho interés por muy distintos motivos... Cerca, donde los Picos de Europa se yerguen, se extiende la mítica Liébana con el monasterio de Santo Toribio y la iglesia de Santa María de Lebeña.

Y dejamos para el final, el citar la capital, Santander, en una de las bahías consideradas - con razón - como de las más bellas del mundo.

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